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Hace unos días, DENA BILBAO tuvo la oportunidad de crear un espectáculo singular y combinarlo con una obra de arte. La exhibición tuvo lugar en Bilbao, junto a las famosas torres de la Puerta Isozaki, edificio diseñado por el japonés Arata Isozaki, con la colaboración de Iñaki Aurrekoetxea, arquitecto bilbaíno.
Pero en esta ocasión quien tomó protagonismo fue el escultor vizcaíno Mikel Lertxundi. En su amplia trayectoria, Lertxundi se ha volcado en la poesía de la naturaleza, en el
equilibrio de los elementos y, en este caso, nos ha regalado esta fantástica experiencia.
Si caminas hoy por las calles de Bilbao, podrás descubrir sus esculturas en siete lugares
públicos distintos. De esta manera, el artista nos involucra en su obra, como en el caso
del tríptico tan cercano “Etxeak”, situado en la plaza del Teatro Arriaga, que representa la búsqueda de refugio del ser humano.
Gracias a la gran labor de la asociación de Loraldia, que difunde y promueve la cultura en euskara, y con quien estamos encantados de volver a trabajar un año más, hemos podido crear una pieza de danza única, diseñada expresamente para la escultura de Mikel Angel Lertxundi.
La pieza musical también ha sido creada por nosotros, fusionando la magia de Kepa Junkera con nuestra especialización en danza de cultura urbana, con temas de Hip Hop y Funk. Interpretada por bailarines de la escuela de danza en Santutxu, Bilbao, la coreografía fue estructurada con Freestyle, queriendo dar protagonismo a la cultura
vasca mediante el Hip Hop y a la vez, personificar los materiales de las esculturas; la
madera con el Break Dance, el hierro con el Popping y la piedra con el Krump.
Como él nos dice, “somos parte de la naturaleza y muchas veces lo olvidamos”, y con su
trabajo, sin duda, Lertxundi ha logrado acercarnos a esta idea.
